Aprender a pensar y a dejar de pensar

Una de las funciones de la mente es el pensamiento, aunque éste tenga una doble vertiente: puede ser un experto en ayudar y cooperar, pero también en torturar y asesinar.

Tiene un lado luminoso y un lado perverso, pudiendo estar cargado de benevolencia o de maldad.

Si cuesta lo mismo pensar positiva que negativamente, ¿por qué no purificar el pensamiento y pensar con cordura y compasión?
Todos podemos, aunque requiera mucha atención, seguir un método disciplinado para aprender a pensar y para aprender a cultivar los pensamientos positivos.
Para conseguirlo se puede recurrir a los que se denominan esfuerzos para purificar la mente y liberar el pensamiento de contaminaciones.

Estos son:
A)El esfuerzo por desalojar de la mente los pensamientos insanos que habitan en ella.
B)El esfuerzo por evitar que entren en el escenario mental otros pensamientos insanos.

La mente es muy hábil en trucos. Uno de los más comunes es el denominado mecanismo de proyección. La persona proyecta sobre lo visto sus propios deseos, expectativas, temores o anhelos.

Debemos tratar de tener pensamientos saludables y fomentar, cultivar e incrementar los pensamientos positivos.

Pero hay que estar siempre alerta porque el pensamiento es muy ladino y hay que aprender a manejarse con él porque emplea muchos trucos y utiliza muchas racionalizaciones falsas, así como autoengaños.

Cuanto más inteligente es una persona, mejor preparada está para autoengañarse y además hacerlo de una manera más sutil y por tanto más peligrosa.

Pero se dispone de varias estrategias, aunque todas son igualmente importantes y se tendrá que recurrir a una u otra según los casos, dependiendo de la persistencia de los pensamientos negativos y de su carácter.

Existen muchos pensamientos intrusos y molestos que ya son negativos por el solo hecho de estar.
A éstos hay que añadir pensamientos de odio, celos, codicia, resentimientos y tantos otros.

Prof. Guilermo Guccione