Estados de Conciencia y Meditación

Cada estado de conciencia, crea una nueva realidad.
Cada uno es un nivel diferente de la relación mente-cuerpo; cada uno hace que entre en operación un aspecto diferente de la inteligencia Ilimitada.
Gracias a la flexibilidad ilimitada del sistema nervioso central, nuestra inteligencia puede suprimir partes de sí misma y hacer que funcionen otras cuando lo desea.
Cuando estamos dormidos, nuestra inteligencia activa la bioquímica del sueño.
Cuando estamos despiertos, activa una bioquímica diferente.
Las posibilidades son ilimitadas, a pesar de que no todas son evidentes en cualquier momento. Las que están ausentes no son irreales, sólo no se pueden ver.
El gran psicólogo norteamericano William James, al hablar de otros estados de conciencia, escribió: “Al mínimo toque, están ahí, en su totalidad.”
Esto es exactamente lo que vemos cuando el acto de trascender se vuelve un hábito arraigado.
Esta situación introduce nuevos estados de conciencia que aportan realidades completamente diferentes, tan diferentes como despertar, dormir o soñar.
Estos son los tres estados de conciencia; a la conciencia trascendental, la que se logra por medio de la meditación, la podríamos llamar el cuarto estado de conciencia.
Es el estado de silencio de la autoconciencia; en él, la actividad cerebral es totalmente çoherente y se coordina con el cuerpo, sin ningún esfuerzo, para producir la corriente de inteligencia pura.
Por lo tanto, y hablando de manera general, ese estado es el mismo para todos, como lo es dormir o soñar.
Claro que todos tenemos diferentes clases de sueños y no hay dos sueños iguales; por consiguiente, podemos esperar la misma variación cuando la gente experimenta la trascendencia.
No existen dos experiencias exactamente iguales, pero los principios generales son los mismos, en lo que concierne a la relación psicofisiológica.
Cuando se ha cultivado la trascendencia durante cierto tiempo (lo cual varía ampliamente, de persona a persona), la conciencia retiene su contacto con el yo, durante los otros estados de conciencia.
Cuando se miden, con un electroencefalograma las ondas cerebrales de alguien que medita, se puede apreciar que la coherencia propia de la trascendencia se mantiene aun al estar despiertos, durmiendo o soñando.
Es así como la trascendencia nos puede brindar sus beneficios, puesto que persiste en la fisiología del sistema nervioso central incluso después de los 20 minutos de meditación.
En otras palabras, la inteligencia la prefiere; pues la atención reconoce esta preferencia como una sensación de claridad, sinceridad, tranquilidad interna, incremento de la vitalidad y silencio mental que no excluye la actividad.
Según la terminología de la Meditación la misma que continúa una tradición que viene de tiempo atrás, este nuevo estado se llama conciencia cósmica.
Aquí, la palabra cósmica significa total, que abarca todo; o sea, que la trascendencia
se ha implantado por completo.
Es el estado en el cual se ha activado, por primera vez, el flujo infinito de la inteligencia universal.
Al trascender, se limpia el escenario; en la conciencia cósmica comienza el desarrollo completo de la vida real.

Prof. Guillermo Gucc