Las ondas cerebrales y las ondas cardiacas

Coherencia de las ondas cerebrales y las ondas cardíacas

Aparte de muchas otras facultades notables, el cuerpo humano es también un generador de energía electromagnética.

La mayor parte de esta energía se origina en el cerebro y en el nódulo sinoauricular del corazón.

Sin embargo, la energía eléctrica del corazón es mucho más potente que la del cerebro: entre cuarenta y sesenta veces más fuerte.

Pero la fuerza bruta de la energía es menos significativa que cierta cualidad conocida como “coherencia”.
Decimos, por ejemplo, que hay un alto nivel de coherencia de las ondas cerebrales cuando el patrón de ondas cerebrales a una frecuencia dada se mantiene constante, medido por electrodos en diversas zonas del cuero cabelludo.
La mayoría de las personas tiene niveles bastante bajos de coherencia de ondas cerebrales.

La turbulencia del diálogo interior es tal que la onda de un lugar está obviamente fuera de sincronía con las otras. La alta coherencia de ondas cerebrales, a la inversa, se relaciona con una gran capacidad de aprendizaje, memoria, atención, creatividad y hasta curación.

De manera similar, es posible medir la coherencia de las ondas electromagnéticas del corazón.

La energía eléctrica originada en el nódulo sinoauricular puede ser caótica e incoherente, cuando se la mide en diversas localizaciones del órgano, o presentar un alto grado de regularidad y sincronización, característico del corazón saludable.

Hasta cierto punto, las actividades electromagnéticas del corazón y el cerebro existen de modo independiente.

Es posible retirar por completo del cuerpo un corazón humano y hacer que continúe latiendo indefinidamente, si se coloca en un medio conveniente y se le suministran los nutrientes necesarios, pues el corazón no necesita del cerebro como fuente de potencia.

No obstante, un alto nivel de coherencia en las ondas cerebrales puede influir decididamente sobre la actividad eléctrica del corazón, de modo tal que el flujo de energía se sincronice en los dos órganos y en el cuerpo entero.
Esto puede ser profundamente beneficioso para la salud cardiaca.

La meditación es una manera muy efectiva de incrementar la coherencia de las ondas cerebrales y, por lo tanto, de curar el corazón.

En el Institute of HeartMath de Boulder Creek, California, las investigaciones han demostrado que los estados meditativos de la mente pueden ayudar a estabilizar el campo electromagnético del corazón.

Las emociones que se sienten “de corazón”, como la alegría, el agradecimiento y el amor, tienen un efecto similar.
Al incentivar estas sensaciones y recurrir a su poder, permite que la mente influya directa y positivamente sobre el.

Investigación y Síntesis: Prof. Guillermo Guccione